Todavía se mantiene hoy, lunes, la alerta decretada el sábado en Goma, al este de la República Democrática del Congo (RDC), tras la erupción del volcán Nyiragongo porque aún hay temblores de tierra, mientras muchos habitantes de la urbe hallaron sus casas destruidas y se exponen a la intoxicación de los gases.
«El peligro es permanente. Nuestros equipos sensibilizan mediante las emisoras de radio a la población para que permanezca vigilante», explicó hoy vía telefónica a Efe el vulcanólogo Celestin Kasereka Mahinda, director científico del Observatorio Vulcanológico de Goma, urbe situada a unos 20 kilómetros del volcán.
Después de causar directa o indirectamente quince muertos, la vida regresó este lunes tímidamente a la capital de la provincia de Kivu del Norte: los mercados y algunas tiendas han abierto sus puertas y el transporte público se ha puesto en marcha de nuevo en un intento de recobrar la normalidad. La ciudad, sin embargo, experimenta movimientos sísmicos constantemente que se notan también en Ruanda, cuya frontera está muy cerca, lo que ha llevado a las autoridades provinciales a cerrar los colegios y el aeropuerto de manera temporal.
Tras un vuelo de reconocimiento esta mañana junto a la Misión de las Naciones Unidas en la RDC, Mahinda lamentó que «no pudieron ver el interior del cráter del volcán, lo que hubiera permitido valorar dos hipótesis: si hubiera lava en el cráter significaría que los temblores equivalen a una nueva actividad del volcán; en caso contrario, los temblores significarían que la tierra está recuperando su equilibrio».